CASOS DE
BULLYING EN EL ÁMBITO ESCOLAR
Según la encuesta llevada a
cabo por Global School el 16,1% que han sufrido acoso escolar, afirman que han
sido empujados, pegados, pateados en lugares pequeños. Mientras que el 11,2%
han sufrido por bromas, comentarios o incluso gestos sexuales.
Sin embargo, desempeña un
papel muy relevante el ciberbullying. En Estados Unidos por ejemplo, el
34% han sido víctimas del ciberbullying y el 70% afirma haber sufrido
ciberbullying por rumores que han propagado por las redes falsamente.
Por otro lado, cabe destacar
que el bullying físico suele darse más en los chicos que en las
chicas. Mientras que las chicas suelen ser mayoritariamente víctimas de
un bullying psicológico.
A continuación contaré una experiencia que viví durante la etapa de secundaria y parte de bachillerato.
En mi clase tuvimos a un compañero con un leve grado de autismo, esto no le perjudicaba negativamente a nivel académico, pues era un chico muy listo. Sin embargo, el ruido y las voces le alteraban y se ponía muy nervioso. Este chico siempre ha estado en mi instituto y era de mi
edad, sin embargo, en esta etapa educativa, no éramos conscientes de lo que es
el autismo. Lo considerábamos como una persona rara, sin amigos y en cierta
medida, un poco repelente. Ya que todos los profesores le tenían entre paños y
esto ocasionaba un descontento en el aula. Por lo tanto, esto causaba un cierto
rechazo entre nosotros, pues lo considerábamos como un alumno aventajado y los
profesores le facilitaban mucho el aprendizaje y eran menos estrictos con él,
de un cierto modo se podría decir que no recibíamos el mismo trato.
De tal forma, que esto ocasionó un rechazo colectivo, y
este chico, en clase no tenía amigos. Podría decirse que hicimos complot contra
él y nos quejábamos a los profesores, pues lo percibíamos como una injusticia.
Por ejemplo, cuando teníamos que
exponer, a él le permitían hacer la exposición solamente delante del
profesor y no delante de toda la clase como a todos se nos exigía. Por aquel
entonces, no sentíamos empatía por aquella persona y durante los primeros años
de la ESO, lo pasó bastante mal porque nadie quería ser su amigo y además como
era autista, lo miraban con desprecio y como una persona rara.
Con el paso de los años, cuando alcanzamos bachillerato, esta actitud colectiva cambó y nos pusimos todos en su lugar y siempre estábamos para ayudarle en todo lo que necesitase y le hacíamos sentirse seguro y arropado por todos sus compañeros.
Lucía Albañil Gómez
2ºA Educación
Primaria
Curso 2021/2022
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